Ser hijo único y el bullshit
El otro día estaba leyendo noticias, y de pronto encontré una nota que hablaba de los hijos únicos. Y la leí, supongo que necesitaba leer algo intrascendente, en medio de tantas noticias terribles.
Estoy tan acostumbrada a ser hija única que ya me ni me doy cuenta de que es algo no tan común.
Me hubiera encantado tener hermanos.
Cuando era chica tenía dos teorías absolutamente opuestas para explicar el porqué de mi situación:
Soy tan genial que conmigo (mis padres) no necesitan a nadie más.
Soy tan desastrosa que, por las dudas, (mis padres) no quisieron tener otro, a ver si salía igual.
Ninguna de mis teorías de niña era acertada, la realidad era otra.
De todos modos, sobre todo de chica, me sentía un poco distinta por ser hija única.
Como sabemos, la sociedad tiene una opinión sobre casi todo, sobre los que no tenemos hermanos y ¡también! sobre las personalidades de los hermanos según su orden de nacimiento. Según la nota y según lo que escuché siempre, los hijos únicos tenemos fama de egoístas, de no saber compartir, de ser caprichosos. Por otro lado, muchos de mis amigos con hermanos me envidiaban por tener a mis padres para mí sola. ¡Ja! Me envidiaban porque no tenían idea. Tenía tanta atención de mis viejos, que a los ventipico, una gran opción para mí fue irme a vivir a 10 mil kilómetros de ellos.
Una cosa que me pasó es que desde el jardín de infantes me hice amigas que aún conservo, que son más hermanas que amigas.
Pero aún hoy, sí: aún hoy, en alguna discusión puede surgir el comentario “Sos tan hija única”.
Reconozco que me cuesta compartir comida. Eso de ir a un restaurante y pedir para compartir, no va conmigo. No puedo. En este punto detecto mi incapacidad de compartir, sobre todo, postres.
Algo tremendo es que, de chica, cualquier cosa que se rompía en casa, ¡era mi culpa! Y todas las expectativas que podrían tener mis padres como padres, estaban puestas en mí. Y no hay modo de cumplir esas expectativas cuando en general, los padres las reparten entre los distintos hijos. Mi hijo el doctor; mi hijo el abogado; etc...
También está la estigmatización de las personas que deciden tener un único hijo. Muchas veces se las tilda de egoístas porque ¡¿cómo va a dejar solo a ese pobre chic@?! Por Dios, ¿qué se meten en las vidas de los demás?
A lo largo de mi vida, he conocido gente con hermanos maravillosos, y también con hermanos diabólicos, gente a la que le hubiera venido bien ser hij@ únic@.
La realidad de no tener con quién jugar, con quién competir y compartir no refleja lo que uno se encuentra después en la vida, en trabajos, etc. Pero la vida te enseña, siempre, de algún modo.
Todos somos únicos y a la vez, nadie lo es. Bueno… y si no compartís mi opinión, está bien. Total, compartir no es lo mío.