Hace un mes, empecé un curso de negocios.
En una de las primeras clases, una profesora nos hizo hacer un ejercicio donde teníamos que describir las características de una madre. Todos decían cosas como: cuidado, amor incondicional, fortaleza, confianza y demás. No pude evitar pensar: Buuuulshiiiiit. “No todas las madres son así”, comenté en voz alta. En ese momento, la profesora dijo, con el mismo tono de voz con el que alguien revelaría la fórmula de la Coca Cola….: La única característica que necesita cumplir una madre es… cha, chan….: ¡Haberte parido!
No sé si era una estupidez pero ahí me di cuenta que ni mis quinientos años de terapia logran resolver mis problemas con mi madre. En el recreo, la profesora me sugirió hacer una constelación* (Las constelaciones familiares son un acompañamiento que guía a las personas a conocer el impacto en sí mismos de los conflictos de su red familiar). Y me pareció genial. Necesitaba hacer algo que nunca hubiera hecho, replantear todo desde un punto de vista completamente nuevo. Así que me anoté y pagué, como para no arrepentirme.
El primer encuentro era el viernes pasado. Y yo tenía un resfrío espantoso. Dudé pero fui.
Éramos como 150 personas en una sala sin ventilación. La consteladora es una mujer bastante conocida, escribió libros, tiene su canal de YouTube, blah, blah.
Primera constelación, sube una mujer a un pequeño escenario. Se sienta al lado de la consteladora. La consteladora le pide que describa en tres frases la situación que quiere constelar. La mujer dice que quiere constelar la relación con su madre. Aaaah, genial, pensé.
En ese momento la consteladora pregunta si alguien más quería constelar la relación con su madre y literalmente se levantaron casi todos. Yo no me levanté por vergüenza, porque no sabía qué tenía que hacer. Así que decidí observar.
La consteladora comenta: Así como uno trata a la madre, la vida te trata a ti. “Cagamos”, pensé. En la constelación todo es una representación de la situación familiar del constelado.
Pasa gente al frente para representar a la familia de esta persona, sin conocerla. Se mueven solo por intuición, por “energía”. Y calculo que sirve, porque había muchísima gente escuchando a la consteladora como una especie de oráculo.
La consteladora guiaba a la constelada haciéndola repetir distintas frases. “Gracias mamá por haberme dado la vida. Tal vez no supiste ser madre pero te agradezco a vos y a papá.”
La constelada repetía. Y la constelación terminó. Todos sonreían. Y yo sentí que a mí no me sirvió de nada. Bueno… una pena.
Siguen con la segunda constelación.
Sube una mujer al pequeño escenario y se sienta al lado de la consteladora. Le pide que diga, en tres frases, qué situación quería constelar.
La mujer habla con la voz entrecortada: Quiero constelar el suicidio de mi hijo menor. Ocurrió hace 17 años, él tenía 18. Tengo 3 hijos más.
A mí se me partió el corazón con solo escucharla. Admiré su fortaleza de seguir buscando curar su herida tantos años después.
En la constelación todo es una representación de la situación familiar. Un tipo representaba al hijo muerto, tres más a los hijos mayores. Y así, iban pasando espontáneamente distintas personas para representar a cada familiar. Veía el dolor profundo en la cara de la mujer, lo escuchaba en su voz temblorosa. Yo solo podía pensar en su dolor. La nariz se me terminó de tapar y casi no podía respirar.
En un momento la consteladora le dice unas palabras a la mujer, para que ella repitiera, como dirigiéndose al hijo muerto: “En este momento te dejo ir.” La reacción de la mujer duró pocos segundos y tal vez fue una alucinación producto de mi gripe. La mujer miró a la consteladora con incredulidad (yo la hubiera mirado igual o peor). Y ahí sentí que todo era una farsa. Que si la mujer estaba ahí después de 18 años, es porque no puede dejar ir al hijo muerto, o no quiere. Y que repetir una frase no iba a lograrlo. Todo transcurrió. La mujer repitió lo que la costeladora le dijo: “Hijo, te dejo ir. Me quedo a disfrutar mi vida junto a tu padre y tus hermanos. Elijo el presente” y demás sarta de bullshit. Agradeció a todos y volvió a su silla.
Me dió mucha pena sentir que las constelaciones no son un recurso para mí. Lamentablemente no cuento con algunas herramientas que le sirven a muchísimas personas, solo por no creer. Me pasa igual con la religión, con la vida después de la muerte, etc. Me encantaría creer pero no lo logro. Lo intenté muchísimo cuando murió mi papá. Intenté sentir que de alguna manera seguíamos conectados, que podrían haber señales (mariposas, colibríes, etc). Pero, en lo más profundo, siento que no hay nada. Que la muerte es el fin, es la nada, un concepto que no logro comprender del todo pero que logro sentir, un vacío absoluto.
Tal vez soy demasiado incrédula, pero me resultó tremendo tratar el dolor más profundo con tanta liviandad. Justo la consteladora decide hacer un “recreo” y yo decidí eyectarme de la situación. Se alinearon las estrellas de la constelación: Salí, se me destapó la nariz y volví a respirar bien.
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Me gustó mucho!! Me gusta como escribis Cin!
Por momentos me haces reír y por momentos me haces reflexionar!